martes, 2 de noviembre de 2021

 

Mariano... 


                 39 meses...


                                                                   Hoy en los países latinos 

                                                       se conmemora el DÍA DE LOS MUERTOS...  

                                                            En los germanos y sajones, 

se lo llama el DÍA DE LAS ALMAS...

                                                            Prefiero esta denominación porque tu alma 

                                                                                                                                                                    está en todas partes y  

                                                   en todo momento 

y en todo objeto 

y en toda planta

Y en cada animal y en cada agua y en cada cielo...


                         

                  Esto lo escribí la noche del 17 de octubre, la semana pasada, cuando ya veía a 

todos hacían las compras y los saludos del «Día de la Madre» y sabía que mi única salida 

era irte a ver adonde estás... frente al Recinto de los Ilustres... y llorar ahí... y no pude 

menos que asociar fechas y vidas... entre ellas también la de Tío Ángel  -al que yo, de

 chica, llamaba Anta- y sabía que si vos tenías un hijo le ibas a poner ese nombre por él, 

al que adorabas y te adoraba... 


                                       Tío Ángel / Anta - Mao & vos                                              


Diecisietes de octubre

 

Más de medio siglo...

pasado largo...

 

No era domingo...

Era sábado!

 

Yo, una adolescente de la época…

Yo, recién casi salida de nena…

cuando unos días atrás

mis senos se habían agrandado de amor

en las gradas de entonces

del Anfiteatro Municipal…

Y no fue inconsciencia ni arrebato…

Fue convicción, confianza,

necesidad de ambos

y nos entrelazamos de amor

en ese cuarto gris de la cortada Antequera…

 

No fue siquiera azar…

Para algo había sido criada

en una casa en donde se hablaba

de política y en donde nadie me prohibió

leer nada…

 

Y, si bien, me bautizaron y me hicieron

tomar la comunión

en la Iglesia del Carmen

 y mi abuela Ana me hacía rezar por las noches,

también es verdad que, cuando

me pasaba

a la cama de mis tíos abuelos,

la cosa cambiaba un poco con mi tío Anta.

Tíos abuelos sin hijos

con quiénes se había criado mi padre,

después de la viudez de mi abuela,

después de la muerte de Ramón Sebastián padre

a los 29 en 1931…

-Suicidio o asesinato-

[hasta ahora sólo hay constancia

por Documento del Juzgado de Azul

de que fue por arma de fuego]

y también hay constancia que fue uno

de los pocos que se opuso

al poder conservador del Caudillo Pumará

haciendo intervenir a la Corte Suprema de La Plata

y de que tenía un perro llamado Trotsky

y, que junto con mi otro tío abuelo,

Héctor Robiglio,

se había tiroteado con el mal afamado

Cura Trelles que era pro Pumará

y que en la cintura de su sotana

colgaba el crucifico y una pistola

como me lo contaban

en mi casa

y como lo describe también

en uno de sus cuentos Walsh, Rodolfo, que vivió por esos pagos.

 

Y es así que yo leía desde chica, apenas

pasados los doce, trece años

los libros de la biblioteca familiar

desde Los siete locos

-que fue el único que mi tío Anta me dijo

que era medio porno para mi edad-

a El amor libre de Carlos Albert de los 1919 -20…

y  sobre eso se hablaba en mi casa

y más con mi tío.

 

Y es por eso que suelo decir que

mis rezos se cotizan más

porque soy una cristiana hiper

heterodoxa…

Además de hiper rebelde,

lo que hacía que, cuando me querían

callar, me dijeran “contestadora”

-típico epíteto de la época-

para los que discutíamos..

 

Y es por eso que hace medio siglo pasado

un sábado 17 de octubre

me entregué con seducción

de cuerpo y espíritu

a las delicias y dificultades

del amor físico.

 

No engañada… consciente...

tan consciente…

porque creía en que ninguno de los dos

lastimaría al otro…

 

Consciente en mis dieciséis años

y a sabiendas de que sólo

tendríamos un hijo

cuando lo quisiéramos buscar

los dos…

 

Y así fue…

Fue mucho después…

Después de la muerte

de Diego Ruy Frondizi

ese nefasto 8 de marzo de 1971

cuando empezamos a pensar

en un bebé…

 

Y finalmente vino..

Y vos estabas preso por política.

Y yo lo tuve en la Sardá…

Y llevé El Cid

de mi maestra y amiga Mecha

para que me aceptaran RUY

en el Registro Civil

porque en el listado de nombres

permitían “Roy”,

pero no RUY…

 

Y al final lo aceptaron!

 

*

Y así fue Mariano Ruy… con mi apellido

que,

después del 25 de mayo de 1973,

vos reconociste

y tuvo el tuyo y el mío.

 

Y ayer y hoy mucha gente

me desea «Feliz Día»

por mañana…

No por razones políticas

-que podría ser…-

Por «El Día de la Madre»…

 

Y pienso en ese 17 de octubre

de hace medio siglo largo que me abrió

totalmente a la sensualidad,

nuestros cuerpos en la cama,

en el suelo,

en los lugares más insólitos…

 

Y agradezco haber podido gozar

esos placeres con el cuerpo

y el espíritu jóvenes…

 

Pero me doy cuenta…

que se puede olvidar

cualquier cosa…

nunca nunca nunca

se madre por voluntad…

ser madre…

 

Y… después esa trampa…

esa enfermedad súbita… artera…  

perderlo de golpe

a ese hijo buscado con todo amor…

de enfermedad artera…

 

Y esto no tiene remedio.

 

Octubre 17, 2021.

 

 *Foto: A los dos días de nacer en la Sardá - abril 1973.


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